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PEDIMOS AYUDA INTERNACIONAL... ¡Paren la corrupción y asesinatos de campesinos en el Perú!... Ayudennos ¡por favor!
Humala, CapitánCarlos, fingió ser de izquierda para ser presidente. Hoy es amigo de los millonarios pro chilenos que tanto lo atacaron. Sus ministros fujimoristas, el Cachaco Valdés que felicitó al Grupo Colina, y sus Asesores aprendices de montesinos son Corruptos. Los Jueces, Fiscales, policías y Congresistas también lo son, solo encarcelan a inocentes
Keiko y Fujimori mataron a inocentes, esterilizaron mujeres, torturaron a Susana Higuchi. Despidieron un millón de trabajadores. Crearon el CAS y las AFP. Como dueños de un Barco con droga contrataron periodistas mercenarios para atacar a demócratas. Compraron Jueces y Fiscales para encarcelar a peruanos que denunciaron sus crímenes. Hoy junto con los ricos apoyan y felicitan a Humala.
Nos engañan que el Perú crece (Sí crece, pero para los ricos, los pobres cada vez son más).

PPK ES EL ANTIPERUANO VIRREY DE LAS TRANSNACIONALES




Es sangre y corazón de los INTERESES NORTEAMERICANOS dice Ñique de la Puente. Pedro Pablo Kuczynski, es el miserable ciudadano estadounidense que fue clave en la venta de uno de nuestros recursos naturales más importantes: EL GAS de Camisea. Kuczynski durante el gobierno de Toledo, como asesor de la empresa norteamericana Hunt Oil preparó la oferta de la exportación de nuestro gas a los extranjeros, Y por supuesto vendió nuestro gas barato a los extranjeros y caro para los peruanos. PPK Logró extraer 17 millones de dólares para la International Petroleum Company contra los intereses del país durante el gobierno de Velasco y luego huyó del país por la frontera con el Ecuador. El 9 de octubre de 1968 el Ejército tomó las instalaciones de la Brea y Pariñas en manos de la International Petroleum Company (IPC), empresa de propiedad del magnate Nelson Rockefeller, que había explotado los yacimientos de forma fraudulenta, evadiendo millones de soles al fisco. Ese día el gobierno del general Juan Velasco Alvarado nacionalizó la IPC, terminando con una ominosa historia plagada de episodios como la pérdida de la página 11, denunciada por el presidente de la Empresa Petrolera Fiscal, Carlos Loret de Mola, quien acusó al gobierno de Fernando Belaunde de coludirse con la empresa norteamericana para firmar un nuevo contrato lesivo, que bajo el pretexto de la “nacionalización”, establecía el pago de precios irrisorios por el petróleo peruano. Un caso similar al que ocurre hoy con el gas. Pero el nuevo contrato no decía nada de la refinería de Talara ni del complejo industrial, que quedaban en manos de la empresa de Rockefeller. Tampoco decía nada de los impuestos que adeudaba la empresa desde el año 1924. Todo ello había precipitado el golpe del 3 de octubre de 1968. A escasos seis días del desalojo de Belaunde del poder, el general Velasco Alvarado anunció la toma de Talara, con lo que provocó la reacción inmediata de funcionarios vinculados a la transnacional. Entre ellos se contaban Carlos Rodríguez Pastor, gerente general del Banco Central de Reserva, y Pedro Pablo Kuczynski, uno de los gerentes de la entidad bancaria. PPK había sido colocado en el BCR gracias al padrinazgo de instituciones extranjeras como el Fondo Monetario Internacional y el Banco mundial, controlados por Estados Unidos, los que presionaron al gobierno de Belaunde para obtener su nombramiento como gerente del instituto emisor. Para entonces, la IPC digitaba los fondos del Estado, mientras el fantasma de la inflación se cernía sobre los bolsillos de los peruanos. Tras la nacionalización, venía la disputa por la devolución de los impuestos que la empresa se había negado a pagar por la explotación de 1,263 pozos petroleros desde el año 1924, cuando los campos de Talara fueron entregados por Augusto B. Leguía, tras haber asumido la IPC los derechos de concesión de la London Pacific Petroleum. Desde su instalación, la IPC se negó a pagar el canon de la producción y otros impuestos establecidos por la Ley 4452, del 2 de enero de 1922, aduciendo que el denominado Laudo Arbitral de París, de 1922, la exoneraba de esos pagos. Velasco valorizó el adeudo de esos tributos en 700 millones de dólares de la época. Pero en medio de la turbulencia generada por el proceso revolucionario y gracias a sus testaferros, la IPC logró que el BCR le devuelva impuestos cobrados supuestamente en forma indebida, por 17 millones de dólares de la época, que hoy ascenderían a unos 105 millones de dólares, suma que fue derivada a su filial de Nueva York, gracias a la intervención directa de Rodríguez Pastor y el famoso PPK, quienes autorizaron la transferencia.

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